martes, mayo 30, 2006

Treinta años

Hoy se cumplen–como ya tuvimos, desde el gobierno, otros recuerdos- también 30 años de que se llevaron a mi hermano; y pasó, desde ese momento, a integrar la lista de tantos ‘desaparecidos’ como tenemos en el país.
Tenía 28 –uno y medio más que yo-, vivía en casa con nosotros, era soltero, y una muy buena persona. Ni guerrillero ni violento (más bien con ese idealismo hippie de la época, que no te permitía matar una cucaracha). Sí tenía ideas ‘demasiado sociales’ para ese tiempo –sus prácticos de la facultad de Arquitectura, recuerdo, eran planes para mejorar con pizarra argentina las viviendas de las villas-, era activista político de la otra vereda, y quizás sabía más de lo que a algunos les pudiera convenir.
Sí tenía miedo. Y, la verdad, en la familia nos resultaba exagerado; aunque el tiempo y los acontecimientos demostraron que era totalmente justificado.
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No creo en revanchismos.
Y estoy convencida de que lo mismo les sucede a muchos de los que fueron víctimas de ese tiempo tan triste para los argentinos: A lo largo de la vida, me he encontrado con personas –de los dos lados- que han sufrido mucho; y (aunque algunos no lo quieran creer) siempre me he sentido ‘hondamente unida’ en el deseo profundo de que no se vuelva a repetir. Lo que me ha llevado a la conclusión –personal, desde ya- de que los intentos de revancha, que hoy renacen, son propugnados, no pocas veces, por quienes no sufrieron todo aquello en carne propia.
Ah!... Y, si llegás a explicarle a alguno que pensás así, desde ya que te deja de lado 'porque no entendés nada' (¡¡¡!!!).
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Sí, creo en el perdón y en la reconciliación.
En el perdón pedido y el otorgado. También, por experiencia propia en ambas direcciones, creo que es lo que realmente da verdadera fecundidad al dolor.
Soy cristiana e intento vivirlo. Éste es el anuncio de la Redención: el amor –que en este mundo será siempre misericordioso- es el único vencedor del pecado y de la muerte.-

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Nota: Esta mañana en Misa, por supuesto que sin conocer todo esto, el sacerdote –al comentar la oración sacerdotal de Jesús, trozo del Evangelio que tocaba hoy- nos contó su consuelo de que, en cualquier miedo o soledad que vivamos, siempre podemos estar seguros de que Jesús -en su miedo y soledad experimentadas en la Pasión- ya lo asumió y lo unió al suyo redentor.
Me acordé de mi hermano,¡y de tantos!... y a mí también me consoló.

domingo, mayo 21, 2006

Por compartir...

Mi entorno de estos últimos días:
+ Vivimos tiempo de Pascua.
+ Fiesta de Sta.Rafaela María: ‘Mujer enamorada de Jesús’.
+ Nacimientos y bautismos en familias amigas (Hache, Milko, Xavier).
+ El mundo sufre mucho; y duele mucho (violencia, intereses mezquinos, hambre, incomprensiones, y demás).
+ El Vaticano ha separado al P. Maciel, fundador de La Legión de Cristo.
+ Avatares y alegrías propios de la vida diaria.

Tiempos duros, difíciles. Pero que a mí me animan:
Estoy cada vez más convencida que la clave está en tratar de acercarse, cada vez más, a Jesús. Que ÉL sea nuestro verdadero Amigo, el único Modelo, el Maestro; en realidad, el principio, sentido, y fin de nuestras vidas.
Si ponemos todos esos calificativos en cualquier otro, siempre nos vamos a desilusionar. Si creo que -como cristiano, como padre, docente, o como adulto- puedo brindar todo esto al hermano, ¡me equivoco!. Y después vienen las grandes desilusiones.
Sólo Dios es Bueno.
Para nosotros queda, y esto es algo maravilloso, acoger tanto Amor –“Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no muera”-, y compartirlo: “Amensé unos a otros como yo los he amado”.
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Jesús nos ama con ‘amor misericordioso’. El amor entre nosotros debe ser de ‘misericordia’. (Ya lo decía Teresita. Lo que no significa ‘amor de arriba abajo’; sino amar a toda costa, a pesar de toda falla y debilidad. ¡Que siempre tenemos!).

Me parece que uno de los errores importantes, en que solemos caer los cristianos, es pretender mostrarnos impecables, cuando no es cierto. Y de esto resultan, muchas veces, vidas dobles, disimuladas hasta para uno mismo, y también desastres sociales insospechados. Por eso –en medio del dolor- celebro los pronunciamientos del Vaticano, y de la Iglesia en general, sobre los errores y faltas que cometemos.
¡Cuántas veces en la Misa, todos –desde el Papa hasta cualquiera de nosotros, cristianos participantes-, nos reconocemos pecadores y necesitados de perdón!... Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto, en la vida cotidiana vivir esta realidad?
Desde mi propia experiencia, puedo afirmar: es mucho más fácil tratar de buscar, y encontrar, el remedio cuando uno puede ponerle nombre al mal: Se puede pedir ayuda a otro, poner la esperanza y el esfuerzo en buscar la solución, y, sobre todo, pedir a Dios –de quién nos sabemos totalmente amados a pesar de todo-, su Gracia que nos salva.
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Termino como comencé:
Estoy segura -con la cabeza y el corazón, pero me falta mucho, desde ya, hacerlo realidad en mi vida- que la Vida está en:
Jesús –Dios con nosotros- Hermano, Amigo, Maestro, Modelo.
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Nota: (Los refranes, que ahora se usan poco, son sabios: “Dime con quién andas, y te diré quién eres”.)

miércoles, mayo 17, 2006

18 de mayo

Mañana -día del cumpleaños de Juan Pablo II- la Iglesia celebra la fiesta de la fundora de nuestra congregación: Santa Rafaela María Porras y Aillón -María del Sagrado Corazón, de religiosa- (1850-1925). Española, andaluza, una persona muy atractiva por lo 'santa' y 'normal' a la vez. Tuvo una vida dura en medio de las dificultades cotidianas; que supo vivirla con perseverancia, alegría y creciendo siempre en el amor; a Dios y a los hombres.
Creo que -por sobre todo- fue una mujer enamorada de Jesús. Y eso la fue llevando a la entrega total, a amar en toda circunstancia, 'hasta dar la vida'.
Repasando un poquito hoy algo de sus apuntes espirituales, veía cómo la suya fue una 'espiritualidad del corazón' (lo que no quiere decir sentimental, ni melosa), anclada sobre todo en el amor. Cómo iba a ser de otro modo, llamándose María del Sagrado Corazón y siendo Esclava del Corazón de Jesús... Indudablemente sella. Y se convierte también en carisma, que se recibe y se entrega.
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Rafaela María, ¡pedile a Jesús por nosotros hoy!

sábado, mayo 06, 2006

miércoles, mayo 03, 2006

Visitando blogs

Casi todos los días -si estoy en casa a la nochecita- trato de darme una vuelta por los blogs amigos.
Leo los post y también los comentarios, que a veces son mejores todavía; y, en algunos, dejo también mi comentario.
Pero me he dado cuenta que -no pocas veces-, en aquellos que más me llegan o me hacen pensar, no escribo nada... No encuentro las palabras, o me parece que sobran...
¿Les pasa a ustedes?
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En estos casos siento el límite de internet: Si nos viésemos las caras, si nos visitásemos realmente, el gesto o una mirada bastarían. Así, en cambio, no se enteran que estuviste y... tampoco saben cuánto lo gozaste o lo agradecés.