Sin palabras.
No sé qué decir.
Increíble.
Lo que sí puedo decir y lo muchísimo que ha afectado a la ciudad entera. Creo que católicos y no católicos, jóvenes y mayores, ricos y pobres. Las sonrisas por la calle, los 'vivas', las iglesias llenas...
Ayer a la tarde fuimos yendo a la catedral. Eramos una multitud. Adentro repleta y también afuera en la plaza. Mucha gente joven, matrimonios con bebitos, carteles de las universidades, y por supuesto que gente mayor también.
Cuando llegué, afuera cantaban y vivaban los jóvenes y adentro se rezaba el rosario. Después vino la Misa, y yo me volví a casa al terminarla pero la gente seguía llegando. Al mismo tiempo, la iglesia nuestra que también tenía Misa vespertina, cuentan las hermanas que nunca la vieron tan llena.
Por supuesto que hoy seguimos en el mismo estado. Creo que nos llevará varios días salir de él.
Y sólo estoy contando lo de nuestra ciudad y nuestro barrio y el centro... Lo que será el resto del país.
Por supuesto que hay mucho más para contar, y comentar, ¡y rezar! Pero ya vendrán otras entradas.
¿Que Dios lo bendiga, y también a todos nosotros, hombres y mujeres del mundo entero!