jueves, mayo 23, 2013

lindo haberlo vivido para poderlo contar

 Esta mañana recibí un llamado en el Comedor; era la encargada de una institución que se ocupa de los niños y tiene muchos a su cargo, pidiéndome -como otras veces-si tendríamos azúcar y leche para darles, ya que estaban casi sin nada.
   Pude decir que sí a la leche, pero en cambio le ofrecí sólo una bolsa de azúcar. Dentro de todo algo era y quedamos así.
   A los veinte minutos recibo otra llamada: de otra congregación religiosa, ¡nos ofrecían azúcar! Es la primera vez que lo hacen, así que totalmente inesperado.

   Ya he contado otras experiencias como ésta. Pero uno no deja de asombrarse, gracias a Dios.
   Esta vez, además, pensaba que la Providencia podría haber sido más directa y mandarles el azúcar -vinieron 100 kg-, sin intermediarios, al hogar de niños. En cambio así, no sólo lo gozarán ellos, sino también nos animan a nosotros.